martes, 6 de abril de 2010

UNA REALIDAD ECONÓMICA QUE NO CAMBIA


Hace un año, en este mismo espacio, la principal preocupación que se proyectaba para el desempeño de la economía ecuatoriana en 2009 era el manejo de los recursos públicos. El año pasado, el país vivió los efectos del ‘crack’ financiero mundial y eso se reflejó en una brusca caída de los precios del petróleo, en una considerable reducción de las remesas y en la disminución de los precios de los productos de la oferta exportable no petrolera.

Para 2010, nuevamente se repiten las dudas del año anterior. El Gobierno intentará buscar financiamiento interno y externo para cubrir un déficit proyectado en USD 4 000 millones, a pesar de que los precios del crudo han mejorado. También se espera una recuperación de la economía mundial, cuyos efectos se podrán traducir en más remesas y más demanda de productos ecuatorianos. Sin embargo, casa adentro, la perspectiva de este nuevo año es asimilar una agresiva participación del Estado en la economía, para alcanzar la meta de crecimiento de 6,7%.

Desde la orilla del sector privado, el panorama aún es incierto, pese a las contadas reuniones que han mantenido las autoridades gubernamentales con los sectores productivos. Aún hay asuntos complejos que confrontan a Gobierno y empresarios, como la aprobación de la Ley de Aguas. En definitiva, los signos vitales del pulso económico ecuatoriano aún no se estabilizan.

En un escenario ideal, todos los agentes económicos, públicos y privados, debieran apuntar a una agenda común sin presiones ideológicas. Pero eso es lo ideal. El país vive en otra realidad.

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