sábado, 20 de septiembre de 2008

La Policía opera sin Ojos de Águila


Redacción Guayaquil

Los carros avanzan lentamente por la avenida Quito y 9 de Octubre. El congestionamiento del mediodía es común en este sector del centro de Guayaquil. El paso de un bus de la Penitenciaría del Litoral, con presos, da la alerta.

En la central de Ojos de Águila de la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil (CSCG), una cámara enfoca el vehículo. Los operadores siguen el recorrido, en pantalla gigante. Es un mosaico de 235 cámaras que integra el sistema municipal de vigilancia de seguridad. Robos, secuestros exprés, asaltos de sacapintas, incluso manifestaciones, son parte de la evidencia recopilada desde el 2002, cuando empezó a operar la central. La idea inicial de este espejo de la ciudad fue dar a la Policía y a la Fiscalía una herramienta para disminuir los delitos en el Puerto Principal.

Pero desde que se rompió la relación entre el Municipio de Guayaquil y el Gobierno Nacional, la información no fluye. En la central de monitoreo permanece un vigilante de tránsito. Pero un asiento vacío evidencia el espacio que debía ocupar algún miembro de la Policía. "Eso queda como una evidencia, pero no garantiza que haya una acción inmediata. Así que no ayuda mucho", explica Aracelly Cárdenas.

Mientras la mujer recorre el centro, cuenta que la semana pasada asaltaron una tienda cerca de su casa, en el sur. Para el sociólogo Gaitán Villavicencio, colaborador de la CSCG, el combate a la delincuencia no es una propuesta de corto plazo. Por ello, señala que la corporación planteó varios elementos para articular un sistema más sólido de seguridad. "Pero el conflicto político paró el trámite". Villavicencio recalca que la tecnología es un elemento que complementa la logística al momento de reaccionar ante un hecho delictivo. De ahí afirma que el vínculo con la Policía -que hoy está roto- es fundamental. "Una corporación no puede funcionar sino está vinculada con el elemento policial. Salvo que se convierta en un observatorio o una veeduría". La instalación del sistema informático costó USD 4 782 000, y la construcción de la nueva sede, que funciona en la Cdla. Martha de Roldós (norte), costó USD 1,1 millones. El próximo 23 de este mes, además, se inaugurará el sistema de llamadas de auxilio.

El concejal Larry Yumibanda (Prian) asegura que el centro de monitoreo actualmente cruza información con los Bomberos, la Comisión de Tránsito y la Cruz Roja. Pero reconoce que los problemas políticos afectan el desempeño del sistema. Gustavo Zúñiga, quien también es director de Aseo y Mercados del Cabildo, dirige la CSCG. En varias ocasiones este Diario intentó conversar con él, pero no hubo un pronunciamiento.

El sociólogo Héctor Chiriboga cuestiona que incluso cuando existía conexión con la Policía el sistema tenía poca utilidad. Esto debido a que las cámaras se utilizaban para detectar contravenciones o supuestos delitos contra el orden público. Y no para el ciudadano común. "Si la cámara apunta en él en ese momento habrá que ver si sirve. Pero si el operador no está atento, ahí quedó".

También critica la ubicación, pues en las vías rápidas sirven para controlar el tránsito o detectar cuando existe una persecución de vehículos. "En Londres, que es la ciudad con más cámaras, los índices del delito bajaron, pero por la utilización de otras estrategias". El experto en seguridad Daniel Adler señala que las cámaras son un elemento indispensable para la lucha antidelictiva. Sin embargo, no sirven de nada sin una capacitación a los operadores. Esto, dice, se produce por la falta de agilidad para detectar sospechosos. Ese es el punto neutral del sistema, y es ahí donde debe existir una relación directa con la Policía, para actuar antes del atraco.

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